Democracia y política
Nuestra democracia está atravesando una crisis de confianza. Los vínculos con los partidos políticos tradicionales decrecen. Sin embargo, continúa existiendo disposición a comprometerse con la sociedad, ya que no nos encontramos en una era despolitizada. Reestablecer esa confianza, venerando a la política en su rol transformador, en que la sociedad pueda configurarse, alentando a las personas a que se hagan cargo de su destino con solidaridad y autodeterminación, constituye una de las tareas primordiales en la agenda política nacional, es el principio rector de nuestro partido.
La idea del hombre: Cada ser humano es responsable de su propia vida. Nadie puede ni debe quitarle esa responsabilidad. Ni el Estado, ni la economía deben rebajar al hombre a la categoría de un medio para alcanzar los fines que fueren. Se debe rechazar cualquier pretensión de poder absoluto sobre las personas. Cuando desde la política se llega a prometer, incluso la felicidad y la realización, se corre el riesgo de caer en un gobierno totalitario.
La democracia es el único orden político que hace justicia a la responsabilidad de las personas sobre sí mismas, calculando sobre esa base los límites de la política.
Los derechos humanos y civiles imponen a la política y a las instituciones límites indispensables para que haya democracia, pero el hombre no solamente es un ser individual con sus derechos y sus obligaciones, sino también un ser social, es decir, hecho para cooperar y dispuesto a cooperar. La democracia apoya esta disposición a cooperar por medio de sus instituciones, organiza la solidaridad más allá de las diferencias generacionales, de la condición social y del origen de las personas.
Se debe aspirar a una sociedad de libres e iguales, en la que todos puedan desarrollar su personalidad libremente, sin lesionar la dignidad y la libertad de los demás.
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